jueves, 6 de septiembre de 2007

Por orden facultativa














Ya de vuelta de vacaciones este post va a ser inusitadamente optimista y buenrollista de mierda.

Lejos de la habitual perorata propia de un abuelo Cebolleta de vía escrecha, voy a dedicar el día de hoy a glosar cosas bonitas en esta sección de Hermosos Anacronismos en la que cabe ese arte urbano que hace la gente cuando hace lo que le da la gana con un mínimo de gracia.

La interpretación que de las leyes inmutables de marketing hacían y hacen los tenderos madrileños nos ofrece cosas como esta. La tienda de Viñas, el perfumista. Una tienda de perfumes, cuchillos y tijeras totalmente llena de chapas con unos slogans tremendos que debería tener a un joven Tony Leblanc como dependiente.

En todo lugar hay tiendas así, con dueños raros con ideas decorativas de universo paralelo que acaban conquistando nuestros corazones y conviertiéndose en lugares de simbólica resistencia al Carrefour y a las tiendas de todo a 0,60.

Desde la Chamarilería solo queda levantar nuestra copa de Chinchón seco removido no agitado y decir: "Va por usted, señor Viñas"

No hay comentarios: