viernes, 22 de junio de 2007

Esperando el Fin


Ya es triste ser una maniquí, pero ser una maniquí sin cuerpo especializada en pelucas y pestañas postizas es lo puto peor.

Y si, además, el dueño de la tienda de pelucas pasa de comprar una cabeza de tío y decide plantarte a ti el bigote y el bisoñé de José Luis Rodríguez, El Puma, tu misión vital será para siempre asombrar y divertir a los viandantes con tu melancólico gesto de desesperación.

Hoy en la Chamarilería, una de las pocas tiendas de la calle Magdalena que aún no se ha convertido en una cueva llena de cajas de cacharrería electrónica al por mayor para tiendas de todo a 0,60 con un chino aburrido en la puerta fumando cartones y cartones de tabaco.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¡cómo se parece a aznar!
¿sique el escaparate de pelucas de la gran via? esa peluca motorizada que se levanta para descubrir la alopecia del maniquí.
¿algún sitio donde todavía se pueda jugar a la rana?

Blanca dijo...

¿por qué los chinos fuman tantísimo?
¿y las chinas? las chinas no fuman

Piticlino dijo...

Esa tienda es la caña, muy cerca de alli esta la Recoba que es una pizzeria tipo argentina que tambien está bien pasarse por allí de vez en cuando.

Unknown dijo...

Santo cielo! pues menos mal que no tiene cuerpo.